Pensamientos inolvidables

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Ayn Rand

 

“Cuando vean que para producir necesitan obtener la aprobación de quienes no producen nada; cuando vean que el dinero fluye a quienes comercian no en bienes sino en favores; cuando vean que los hombres se hacen más ricos a través de la estafa que del trabajo, y sus leyes no los protegen de ellos, pero los protegen a ellos de ustedes; cuando vean que la corrupción es recompensada y la honestidad se convierte en un sacrificio personal; sabrán que su sociedad está condenada»

 

John Dewey

 

«La amenaza más seria para nuestra democracia no es la existencia de los Estados totalitarios extranjeros. Es la existencia en nuestras propias actitudes personales y en nuestras propias instituciones, de aquellos mismos factores que en esos países han otorgado la victoria a la autoridad exterior y estructurado la disciplina, la uniformidad y la confianza del líder. Por lo tanto, el campo de batalla esta también aquí, en nosotros mismos y en nuestras instituciones»

 

Marco Livio Druso

 

“Es difícil decir quienes son peores, si los que sobornan a las masas o las masas que aceptan el soborno. Es cierto que el soborno corrompe, pero también es cierto que el que lo acepta es el mayor de los delincuentes”.

 

Marco Tulio Cicerón

 

«El presupuesto debe equilibrarse, el Tesoro debe ser reaprovisionado, la deuda pública debe ser disminuida, la arrogancia de los funcionarios públicos debe ser moderada y controlada, y la ayuda a otros países debe eliminarse para que Roma no vaya a la bancarrota. La gente debe aprender nuevamente a trabajar, en lugar de vivir a costa del Estado.»

 

Adam Smith

 

Nunca guardes todo tu dinero en el país donde vives, porque puede pasar algo. Y generalmente, pasa.

 

Milton Friedman

 

Un país donde se anteponga la igualdad a la libertad terminará sin ninguna de las dos.

 

Robert Nozick

 

Gravar con impuestos los beneficios del trabajo es igual que el trabajo forzado. Apoderarse de los resultados del trabajo de alguien es equivalente a apoderarse de sus horas y ordenarle realizar actividades varias.

 

André Kostolany 

 

«No confíe usted en aquellos que han encontrado ya la verdad; confíe solamente en quienes siguen buscándola»

 

John Davidson Rockefeller  

 

«Cuando mi limpiabotas invierte en Bolsa yo lo vendo todo»

 

Warren Buffet 

 

«El precio es lo que pagas. El valor es lo que recibes»

 

John Maynard Keynes

 

Evitar impuestos es una de las pocas actividades intelectuales que producen beneficios económicos.

 

Anónimo 

 

No robarás, porque el Estado odia que le hagan la competencia y te castigará cruelmente.

 

Un verdadero imperio

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Ricardo Osvaldo Rufino  mir1959@live.com.ar

 

Información pura: “Washington. El avión furtivo B-2 “Spirit” es un bombardero estratégico de largo alcance indetectable para los radares. Esta joya de la Fuerza Aérea estadounidense es también el avión de combate MÁS CARO DEL MUNDO (2.100 millones de dólares); sólo se construyeron 21 unidades desde fines de los años ’80.

El avión tiene forma de ala volante, 21 metros de largo,  52 metros de envergadura y 5,1 metros de altura. El cuatro reactor biplaza de 152 toneladas puede volar tanto a una altitud máxima de 15.000 metros, lejos del alcance de las defensas enemigas, como en vuelo rasante a 200 metros del suelo. Su velocidad máxima es cercana a la velocidad del sonido. Posee un radio de acción cercano a los 11.000 kilómetros sin reabastecimiento.

El “Spirit”, además, puede cargar 18 toneladas de bombas, incluso nucleares.

El domingo 20 de marzo, tres B-2 despegaron desde la base de Whiteman, Missouri, y atacaron blancos en Libia. Los B-2 efectuaron igualmente bombardeos en Serbia (1999), Afganistán (2001) y en Irak (2003)”. (AFP). 

Este es el detalle proporcionado por la agencia internacional de noticias.

Comencé a pensar, tomé mi calculadora y multipliqué 2.100 millones de dólares por 21 unidades de este fantástico y destructor aparato de navegación aérea. Resultado: 44.100.000.000 de dólares. Una cifra espeluznante. Fuera de toda lógica en un mundo que soporta ingente cantidad de personas sin los medios de supervivencia, que padece pobreza y miseria y en el que MILES DE MILLONES DE SERES HUMANOS VIVEN CON MENOS DE 2 DÓLARES POR DÍA.

Y a esta cifra, Estados Unidos de América la desembolsa únicamente en la fabricación de un modelo particular y específico de avión.

Si le sumamos la totalidad del presupuesto de la Fuerza Aérea, del Ejército, de la Armada, de la Compañía de Inteligencia Americana (CIA), etc., etc. seguramente arribamos a números increíbles.

Profundizando, ¿qué nos dicen estos montos? Que estamos en presencia de un verdadero imperio, un imperio que en base a un despliegue descomunal de poderío militar ha decidido colocarse en  la cima del concierto internacional de naciones, y controlar su “funcionamiento”. Es por esto que no debe sorprendernos que en este mismo momento está actuando de modo directo en tres “teatros de operaciones”: Afganistán, Irak y Libia. Y de modo indirecto, vaya a saber en cuántos más…

Considero que es bueno recapacitar sobre estos hechos. Tomar conciencia que vivimos en un mundo tremendamente inequitativo y desigual, en el que existen países que puede darse el lujo de gastar ingentes cantidades de dinero en fabricación de armamento militar, y otros en los que solamente lograr alimentar a su propia población pasa a convertirse en una tarea ímproba.

En definitiva, estas son nada más y nada menos que realidades de un mundo “bipolar” -como le llaman algunos periodistas- que llaman a la reflexión.

Lo sorprendente es que a esta altura de la marcha de la civilización humana, uno –crédulo, al fin- hubiera imaginado un escenario internacional más justo, parejo y equilibrado.

Obama en América Latina: Una visita de negocios

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Ricardo Osvaldo Rufino  mir1959@live.com.ar

 

Para los latinoamericanos, la reciente visita del presidente de Estados Unidos, Barack Obama, a Brasil, Chile y El Salvador, es un episodio digno de ser observado con atención y analizado con el objetivo de extraer conclusiones. 

La más alta dirigencia del “país del Norte” se ha caracterizado históricamente por su pragmatismo, pero también por su ánimo por influir políticamente especialmente en las naciones de esta parte del mundo. Y Obama se ocupó de aclarar que los países de América Latina “que crecen sobre la base de su propio esfuerzo y capacidad” son ante todo una oportunidad.

Al respecto, el analista internacional Jorge Castro en un artículo publicado por el diario Clarín de Buenos Aires, el 22 de marzo, opinó que “El interés y la voluntad norteamericana –una misma cosa- presumen que una oportunidad es lo que no debe nunca perderse”. 

Ahora bien, ¿cuál es la oportunidad que en la actualidad le brinda la región a Estados Unidos? ¿De qué oportunidad estamos hablando?

En la situación mundial de 2011, América Latina, encabezada por sus grandes países emergentes –Brasil y México- tiene relevancia para la primera potencial internacional, al constituir –junto con China e India- los mercados de los que depende el crecimiento de sus exportaciones industriales en los próximos diez años.

Por primera vez en su historia, las exportaciones norteamericanas a los países emergentes superaron a las dirigidas a la Unión Europea y Japón (56% del total en 2010). Las exportaciones estadounidenses aumentaron 19% el año pasado en promedio, pero las orientadas a China crecieron 35%, a India 38%, a México 56% y a Brasil 34%. Precisó el mandatario norteamericano: “Estados Unidos exporta tres veces más a América Latina que a China, y nuestras exportaciones a la región sustentarán más de dos millones de empleos en EE.UU.”.

Es por esto mismo que Barack Obama dijo en Santiago de Chile que “América Latina es más importante para EE.UU. como nunca antes lo fue, y se va a volver más importante con el tiempo, pues cada vez más el continente latinoamericano está colaborando en la prosperidad global”.

En efecto, la afirmación de que la “prosperidad global” depende del mundo emergente no es una metáfora, es la comprobación de un hecho concreto: la economía mundial creció 5,5% en los primeros tres meses del año, y más del 80% de este auge provino del mundo emergente, encabezado por los tres gigantes ya mencionados: China, India y Brasil. 

Resulta interesante advertir que el presidente norteamericano prácticamente no habló de política en esta gira, solamente se encargó de dejar constancia de su respeto por los “propios caminos” que las naciones de esta parte del mundo toman para arribar a la democracia.

Su interés consistió en asegurar mercados para los productos de exportación de su país. En definitiva, su actitud reafirmó una vez más ese pragmatismo del que hablaba al comienzo de esta nota.

En otros tiempos, los más encumbrados dirigentes estadounidenses mostraban una notoria preocupación por la marcha ideológica de los países latinoamericanos –que de alguna manera consideraban de su pertenencia-  por sus posiciones políticas, por sus tendencias, por sus alianzas. 

Ahora, apenas superada la primera década del siglo XXI, Obama muestra con claridad ser la voz número uno de una postura un tanto diferente, extremadamente práctica, realista y con la mirada puesta exclusivamente en el futuro. Una postura que parece haber comprobado que el dominio mundial en el contexto actual pasa mucho más por la vitalidad y lozanía de las economías, por el volumen productivo de los estados, por la participación de los mismos en el comercio internacional. Y mucho menos por los sistemas políticos que adoptan los países.

A mi criterio, los máximos líderes de Estados Unidos han concluido hace ya un buen rato en que las debilidades institucionales de algunas naciones de América Latina y sus irritantes desigualdades sociales, no constituyen un obstáculo que impida su crecimiento económico y su conversión en el tercer gran espacio del mundo emergente, luego de China e India.

Un atentado feroz, un vacío incomprensible

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Ricardo Osvaldo Rufino  mir1959@live.com.ar

“La lucha del hombre contra el poder, es la lucha de la memoria contra el olvido” (Milán Kurdera). 

La tremenda dimensión del atentado –hasta el momento en que ocurrió, el más importante de la historia argentina- no permitió imaginar que la investigación posterior iba a resultar tan insulsa, ineficaz e insignificante. 

Hoy, 17 de marzo de 2011, se recordó el 19º aniversario del atentado que demolió el edificio de la Embajada de Israel, ubicado sobre la calle Arroyo –a metros de Suipacha-,  en pleno centro de la ciudad de Buenos Aires.

Por tratarse de un delito cometido en “territorio extranjero” (así se considera a las embajadas), la pesquisa siempre estuvo en manos de la Corte Suprema de Justicia de la Nación, que no ayudó en el esclarecimiento y hasta convirtió a las víctimas en difamados.

Uno de sus presidentes, el anciano doctor Ricardo Levene, llegó a afirmar que la explosión se había debido a la existencia de un arsenal situado en el sótano de la embajada. Luego se aclaró que el edificio carecía del mismo…

Así, tan así fue la investigación llevada a cabo por el más alto tribunal de justicia de la República Argentina: absurda, inconsistente, desganada. Como si el objetivo de los encargados de llegar a la verdad sobre lo ocurrido hubiese sido burlarse del impacto que esta verdadera tragedia ocasionó en la sociedad argentina.

En la causa no se ordenó siquiera una medida cautelar, no hubo ningún acusado ni tampoco sospechoso.

Es como si el hecho no hubiese sucedido. Increíble. Los argentinos tenemos una frase preferida al respecto: “Eso pasa solamente aquí”. No estoy tan seguro de su validez, pero no deja de ser acertada en este caso.

Otro hecho digno de ser destacado por lo inverosímil: el atentado produjo 29 muertos y casi 300 heridos. Muy bien, de los 29 fallecidos, siete de los cuerpos nunca fueron identificados ni reclamados por sus deudos…

Los que vivíamos en Buenos Aires en aquella fecha aciaga -17 de marzo de 1992- aún conservamos en nuestras retinas la imagen de la columna de humo que se desprendía de manera fatídica del sector más céntrico de la Capital Federal, que se observaba desde kilómetros a la redonda. 

Los periodistas Jorge Lanata y Joe Goldman (corresponsal de medios estadounidenses en la Argentina, en el momento de la catástrofe), en su libro “Cortinas de Humo” (1994), aseveran que “Una bomba destruye, no evapora: las respuestas permanecen en el lugar; los cuerpos se secan, estallan, pero no se desvanecen; la materia se dobla, se tensa, se eleva o se entierra en trozos de diversos tamaños, pero nunca tan pequeños como para no poder ser encontrados”.

Jorge Lanata, a su vez, en el prólogo de la obra e intentando buscar una explicación a la carencia de información fehaciente y veraz sobre responsabilidades y culpas, destaca con un dejo de indignación lo siguiente: “Llevo veinte años en el periodismo y he escrito hasta el cansancio sobre el escaso valor de la vida, de cualquier vida, en la historia de la Argentina. En estos meses de investigación para este libro sentí lo ínfimo de ese valor. Supe que las víctimas de la muerte mueren cien veces: mueren de estupidez, de pistas falsas, de operaciones de prensa, de interpretaciones políticas, de miserias, de rencillas internas, de ignorancia y miedo. Quizás algunas de estas páginas resulten un tibio reflejo de la especie humana, de las infinitas preguntas sin respuesta que nacen de la crueldad, de la estupidez, el egoísmo, el desinterés; la vida y la muerte”. 

Es poco lo que se sabe, es mucho lo que se ignora. Aparentemente una camioneta Ford F-100 de color blanco, cargada con explosivos letales y conducida por un suicida, impactó contra el frente del edificio de la embajada israelí en la Argentina y lo destruyó por completo.

Los interrogantes abundan. Ya han pasado 19 años y continuamos sobre ascuas. Y este atentado fue la antesala del siguiente, del otro, del terrorífico que destruyó el edificio de la AMIA, en la calle Pasteur 632, y que el 18 de julio de 1994, asesinó a 89 personas.

Me preocupa enormemente el vacío que dejaron estos dos atentados por una razón muy valedera: ningún futuro puede construirse en un país sobre la muerte impune. Y en estos dos hechos deleznables, la impunidad ganó la batalla de modo contundente.

Numerosos argentinos aún esperan que la Justicia, que las instituciones formales de la Nación, en definitiva, que los órganos encargados de posibilitar que los argentinos vivamos en un medio civilizado y no salvaje, le digan quién y por qué asesinaron a sus seres queridos. Sobre esa angustia, sobre esa incertidumbre tan cruel, es difícil construir un país sano. Tarde o temprano estos hechos nos “pasarán la factura”, como decimos los que habitamos estas tierras.

Contundentes afirmaciones de ex presidente italiano

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Ricardo Osvaldo Rufino  mir1959@live.com.ar

 

Investigando hechos relevantes relacionados con lo sucedido el 11 de septiembre de 2001, encuentro que el prestigioso diario italiano “Corriere Della Sera” publicó en su edición electrónica del 30 de noviembre de 2007, la posición asumida por el ex jefe de Estado italiano Francesco Cossiga, quien afirmó que los todos los servicios secretos del mundo sabían que los “ataques” del 11 de septiembre de 2001 contra las Torres Gemelas del World Trade Center, en Nueva York, fueron orquestados por LOS SERVICIOS SECRETOS ESTADOUNIDENSES. 

El ex presidente de la República Italiana tiene la reputación de hablar claro. En una lacónica declaración proclamó lo siguiente: “Como saben todos los dirigentes occidentales –aunque ninguno lo dice-, FUERON LOS SERVICIOS DE INTELIGENCIA ESTADOUNIDENSES E ISRAELÍES QUIENES PERPETRARON LOS ATENTADOS DEL 11 DE SEPTIEMBRE DE 2001”.

Presidente del Senado de su país desde 1983 hasta su elección como presidente de la República, Cossiga fue considerado un hombre honesto e incorruptible durante todo el período de sus mandatos, hasta 1992, lo cual le valió el respeto general, incluso de sus adversarios políticos.

En la escueta declaración mencionada, Cossiga comentó “el engaño más grande de la historia que se haya montado contra la población mundial”.

Según el artículo del “Corriere Della Sera”, las palabras del ex presidente argumentan que “Nos hicieron creer que Bin Laden había confesado ser el autor del ataque del 11 de septiembre de 2001 contra las dos torres de Nueva York –cuando en realidad los servicios secretos estadounidenses y europeos saben perfectamente que aquel desastroso atentado fue planificado y ejecutado por la CIA  y el Mossad, para acusar de terrorismo a los países árabes y ASÍ PODER ATACAR IRAK Y AFGANISTÁN”. 

Ya en 2001, el ex presidente Cossiga había puesto en duda la teoría oficial sobre el complot, propagada por la administración Bush. Cossiga puso de relieve en ese momento, que el agresión no hubiera podido realizarse sin infiltrarse entre el personal de los sistemas de radar y de la seguridad aérea estadounidenses. En este sentido vale mencionar que los ingenieros especialistas en construcción señalaron que la simetría y la cronología del derrumbe de las torres sólo pudo ser resultado del uso de explosivos, ya que el incendio no pudo haber dado lugar al drama.

Realmente es sugestivo que este prestigioso diario haya citado en 2007 las declaraciones de tan respetado jefe de Estado. Esto despoja de toda credibilidad las afirmaciones de que la llamada “teoría del complot” es una exageración.

Algunos especialistas opinan que existen al parecer esta decisión del medio de prensa italiano se debe encuadrar en los esfuerzos de diversos sectores  tendientes a atraer más firmemente la atención de los políticos europeos de alto nivel,  sobre el hecho de que nada justifica su sumisión a Estados Unidos en lo tocante a las masacres contra la población y las guerras de agresión.

No somos unos ilusos.

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Los medios capitalistas nos quieren hacer creer que las distintas revueltas que se están produciendo en los países árabes corresponden a la actividad de jóvenes rebeldes de esos países.

Los políticos capitalistas una vez más nos engañan a sabiendas, ellos no se creen su propia propaganda.

Por el hecho de sacar a sus agentes una y otra vez en los medios, eso no significa que dichos agentes tengan en realidad un arrastre político entre las masas árabes, estas se están rebelando por pura hambre, los alimentos han duplicado sus precios en pocos meses por culpa de la especulación en la bolsa.

Supongo que confían en la financiación que piensan dar a los minúsculos partidos capitalistas, para controlar sus protectorados árabes en el futuro.

Pero no tienen en cuenta las líneas de fidelidad de los árabes.

En primer lugar un árabe es fiel a su familia, a su clan y a su tribu.

En segundo lugar son fieles a la secta religiosa a la que pertenecen.

En tercer lugar un árabe es fiel a quien le da de comer.

En cuarto lugar a quien se muestra fuerte y peligroso.

Y sólo en quinto lugar al partido a que pertenecen, y hay que tener en cuenta que la inmensa mayoría no pertenecen a ninguno ni siquiera como simpatizante.

La propaganda que se da en los medios de comunicación capitalistas no tiene en el mundo árabe ninguna influencia.

Por lo tanto, la esperanza de una revolución democrática en el mundo árabe es ilusoria y los políticos capitalistas no van a permitirla, no son unos ilusos.

Si los países capitalistas se lanzan a ocupar militar Libia, bajo la excusa de que hay que proteger a los rebeldes libios, se encontraran en poco tiempo desbordados por la situación y lo saben, no son unos ilusos.

Si no lo hacen, puede suceder que el Gadafi muera de viejo en el poder y eso no lo pueden consentir, se juegan demasiado en ello.

Por tanto van a establecer un protectorado en Libia, actuaran mediante fuerzas aéreas, navales y fuerzas especiales terrestres que organizaran al Ejército Nacional Libio, organización ya existente formada por mercenarios de la CIA, a los que en EEUU llaman contratistas civiles.

Es una forma de engañar a la opinión pública diciendo que no participan fuerzas terrestres de EEUU.

El Reino Unido usará el SAS que ya combatió en esas tierras en la II Guerra Mundial, recién retirado de Irak para esta operación.

Los franceses usaran a los paracaidistas de la Legión Extranjera, los mismos que matan en tantos lugares de África.

Y todos los gastos serán pagados con el dinero de Libia recientemente confiscado.

Una operación que no sólo les proporcionará ríos de petróleo, sino que encima no les costará un céntimo.

Es más, al consumir una gran cantidad de material bélico, les está proporcionando a las empresas del armamento un buen negocio.

Como en el mundo hay una gran cantidad de dictadores asesinos que se dedican a matar a sus pueblos, los ciudadanos democráticos del mundo esperaran que intervengan también en todos esos países.

Pero eso no sucederá, no son unos ilusos, los capitalistas saben donde está el negocio.

En caso de que no intervengan, quedará claro una vez más que hay dictadores buenos y dictadores malos, según que sirvan al SISTEMA y a la CASTA PARASITARIA, o se sirvan a si mismos.

Pero eso ya lo sabíamos, no somos unos ilusos.

El Gadafi morirá y con él muchos de los suyos, pero es posible que el pueblo árabe decida que ha llegado la hora de morir de pie en vez de vivir de rodillas.

Entonces los capitalistas tendrán entre manos una guerra mundial que durará muchos, muchos años y les dará pingues beneficios.

Algunos vemos esa posibilidad, pero es que nosotros sabemos que no vamos a ver ni un céntimo de este negocio, no somos unos ilusos.

En cambio sufriremos lo indecible si sus cálculos fallan y los árabes prefieren la guerra a la esclavitud.

Jóvenes argentinos: el paradigma del aguante

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Ricardo Osvaldo Rufino  mir1959@live.com.ar

 

La escena es frecuente y se puede observar asiduamente en cualquier esquina o paredón de cualquier ciudad grande o mediana de la República Argentina: sentados en la vereda, varios jóvenes dejan pasar el tiempo tomando del pico cerveza en botella de vidrio. Puede ocurrir incluso en las inmediaciones de un colegio secundario. Sucede que son muchas las horas muertas de los jóvenes, cuyo “tempo” es el tedio. Y el tedio está muy mal visto ahora en nuestras sociedades, organizadas para la producción y el consumo y no para dejar transcurrir las horas sin propósito alguno.

La vereda se ha transformado en un refugio en la urbe adversa.

Son millones, dicen las estadísticas, los jóvenes argentinos que no estudian ni trabajan.

Lo que no dicen las estadísticas es que muchos de ellos han perdido las esperanzas y las expectativas en un futuro mejor. El desaliento se ha apoderado de sus espíritus.

El joven busca identificación en el grupo porque ya no la encuentra en el modelo familiar, ya que sus padres deben salir desesperadamente a trabajar para traer el dinero al hogar, ese dinero que permite mantener la ilusión de la continuidad de una familia normal.

Una encuesta reciente demostró que ha cambiado la motivación prevaleciente entre los adolescentes que se drogan. Antes la mayoría lo hacía “por ir contra la corriente”, ahora “porque lo hacen mis amigos”. Este llamativo dato demuestra a las claras hasta que punto la pertenencia al grupo es esencial para la conformación de la identidad de millones de jóvenes.

Por mi parte, comprendo y justifico, aunque no puedo dejar de advertir los peligros que conlleva, el rechazo de los jóvenes hacia la política y hacia los políticos –que supieron contribuir decididamente a la consolidación de este estado de cosas-.

Pasado el entusiasmado inicial por el retorno de la democracia, allá por 1983, fruto del infierno militarista, creo que la desilusión de sucesivas camadas de jóvenes, en relación con la democracia, que ya dejó de ser visualizada por muchísimos de ellos como el sistema que posibilitaría lograr un mejoramiento de las condiciones de vida, no es sino un eslabón más de la extensa historia de frustraciones que muestra la historia argentina reciente.

Pero me pregunto una cosa: ¿Por qué los jóvenes que son justificadamente tan críticos en relación con los discursos,  la actuación, la hipocresía y la demagogia de los políticos, no tienen en cambio igual rigor hacia otros falsos paraísos, como los que proponen los medios de comunicación, la publicidad y sus mentiras, el falso consumo o la fabricación caprichosa de falsos ídolos? ¿Por qué los jóvenes de mi país que, lúcidamente y acertadamente, dicen no a los cantos de sirena de los políticos que quieren montarse sobre ellos para alcanzar el poder, compran en cambio, acríticamente, tanta basura que les venden publicitarios inescrupulosos o se convierten en inmediatamente receptivos ante el avance de tanta moda vacía de contenido? ¿Por qué toman al “Dios consumo” como la máxima aspiración de sus existencias?

Voy a ser muy sincero: me da pena la situación de tantos jóvenes de mi querido país, pena y compasión, pero no más que la que me dan los hombres maduros y los ancianos, cercados igualmente por una sociedad empobrecedora, brutalmente estratificada y caníbal. Los primeros porque ya no consiguen empleo (éste es, apenas, para los que tienen hasta 35 años, sino mirar los avisos de los diarios), y los segundos porque les han robado el derecho a transitar una vejez digna.

Cada grupo -incluyo por supuesto a las mujeres- según su edad y el papel que desempeña, lleva a cuestas su propio infierno y nos defendemos de él como podemos.

No creo que se deban cargar las tintas sobre las ingratitudes que sufren los juveniles, de parte de una sociedad muchas veces desalmada.

Por supuesto, hay jóvenes, como hay gentes maduras, como hay viejos, que superan los estereotipos de época y buscan caminos creativos para sus vidas, pero no dejan de ser la excepción en un contexto verdaderamente desalentador.

Sí les reconozco a los jóvenes el acierto de haber adoptado como divisa y símbolo de estos tiempos que transitamos, una síntesis realmente aguda del actual paisaje socio-cultural: ésta es la “Argentina del aguante”, un país devastado por la chatura, el egoísmo, la corrupción y la inequidad, en el cual rige un solo mandato: resistir, aguantar, tolerar, soportar.

Jóvenes y no jóvenes, en la Argentina todos aguantamos. De algún modo, sobrevivimos.

Más computadoras, más cambios, más dilemas

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Ricardo Osvaldo Rufino   mir1959@live.com.ar

 

Los que observamos con interés la marcha de la economía y del trabajo en el escenario internacional, quedamos ciertamente preocupados con el último artículo del Premio Nobel de Economía, Paul Krugman, publicado recientemente por el The New York Times.

¿Qué afirmó concretamente el economista?

Dijo que es una verdad universalmente aceptada que la educación es la clave del éxito económico. Que todo el mundo sabe que los empleos del futuro requerirán niveles de capacitación más altos que nunca.

Precisamente, el presidente Obama acaba de opinar que “si queremos más buenas noticias sobre el empleo (*Estados Unidos está teniendo serios problemas con este tema), tenemos que hacer más inversiones en educación”.

Sin embargo, Krugman nos sorprende señalando que “lo que todo el mundo sabe es equivocado”.

¿Por qué es esto?

El premiado norteamericano indicó que la creencia de que la educación es cada vez más importante se basa en la noción de que los avances tecnológicos incrementan las oportunidades laborales para quienes trabajan con información; dicho en términos más sencillos, que las computadoras ayudan a los que trabajan con la cabeza y que perjudican a los que trabajan con las manos.

Añadió que las computadoras sobresalen en tareas rutinarias, tareas cognitivas y manuales que pueden realizarse siguiendo reglas explícitas. Así, cualquier tarea rutinaria –categoría que abarca diversos trabajos administrativos, no manuales- se encuentra en la línea de fuego de la desocupación.

Por el contrario, los trabajos que no se pueden llevar a cabo siguiendo reglas explícitas –desde choferes de camiones hasta porteros de edificios de propiedad horizontal- tenderán a crecer aun a pesar del progreso de la tecnología.

Ejemplificó esto con un artículo del The Times londinense acerca del uso creciente de software para realizar investigaciones judiciales. Resulta que las computadoras pueden analizar rápidamente millones de documentos legales, haciendo de un modo muy económico una tarea que requeriría ejércitos de abogados y asistentes.

En este caso, entonces, el progreso tecnológico, en contra de la creencia generalizada, está reduciendo de hecho la demanda de trabajadores con un alto nivel de educación.

Y he aquí el nudo de la cuestión: afirma Krugman que la mayor parte del trabajo manual que todavía se hace en numerosos países parece ser del tipo del que es difícil de automatizar.

Mientras tanto, buena parte del trabajo administrativo que hoy realizan trabajadores con un alto nivel educativo y una remuneración relativamente elevada, pronto podrían ser computadorizados.

Da una muestra contundente sobre esta realidad: “Aún falta muchísimo para que haya porteros-robot; en cambio, la investigación legal automatizada y el diagnóstico médico por computadora ya están aquí”, dijo.

Impresionante.

Esta es la preocupación de la que hablaba al comienzo de este escrito. Permanentemente nos dicen que apostemos muy fuertemente por la educación y la formación de nuestros hijos, que ese es el único camino viable para que ellos logren una ubicación en un mundo actual y futuro hípercompetitivo y con sitio  para muy pocos.

Pero ahora Krugman argumenta que los empleos con menor exigencia educativa serán los más difíciles de reemplazar…, y así rompe este esquema.

Al respecto, una investigación reciente de los economistas de la Universidad de Princeton, Alan Blinder y Alan Krueger, demostró que los empleos bien pagos realizados por trabajadores con un alto nivel de educación tienden a ser más “tercerizables” que los trabajos realizados por trabajadores menos calificados y con sueldos bajos.

Para dejarnos pensando y más preocupados aún, el autor de esta nota dispara una frase rotunda: “Ya no es tan cierto que un título universitario garantiza un buen empleo, y con el correr de las décadas es cada vez menos cierto”.

Y concluye con la siguiente expresión: “Lo que no podemos hacer es llegar adonde queremos ir simplemente otorgándoles a los trabajadores títulos universitarios, que pueden ser no más que pasaportes a empleos que no existen más”.

Siguiendo el hilo del razonamiento de Paul Krugman pienso que las sociedades de las naciones más avanzadas y desarrolladas van a llegar a un nivel y a un estadio de educación tan grande, que verdaderamente van a ser más solicitados aquellos empleos más simples (carpinteros, plomeros, vidrieros, albañiles, gasistas, etc.) y más cercanos a la mano de obra común. Sencillamente porque va a existir menor cantidad de personas dedicados a ellos. Ya se observa algo de eso en muchas ciudades importantes de países importantes.

Lo que indica que las afirmaciones de Krugman no son un delirio ni mucho menos. Representan, en definitiva,  la exposición teórica de un problema práctico que ya asoma.

 

 

El pensamiento vivo de Amilcar Oscar Herrera

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Ricardo Osvaldo Rufino  mir1959@live.com.ar

 

Amilcar Oscar Herrera fue uno de los intelectuales más impresionantes de la Argentina. Por supuesto, siempre cobijado bajo su perfil bajo y su timidez. Nació en 1920 y falleció el 23 de septiembre de 1995. Fue el fundador del Instituto de Geociencia en 1979, Profesor Emérito del Instituto Nacional de Geología y Minería, Profesor de Ciencias Físicas y Naturales de la Universidad de Chile, dirigió el Modelo Mundial Latinoamericano. Fue, sin dudas,  uno de los científicos latinoamericanos más reconocidos y uno de los primeros pensadores en alertar sobre el fuerte impacto que los cambios tecnológicos estaban operando en la estructura social de los países de esta parte del mundo.

Hay que comprender que la tecnología y el universo de la computación irrumpió con fortaleza primero en los países más avanzados y desarrollados –Estados Unidos (*observar en “Caminando” el artículo sobre Silicon Valey), Japón, Alemania, entre los más importantes-  y, en una segunda etapa, y de un modo más tímido e imperceptible llegó a nuestras costas, a América latina.

Amilcar Herrera tuvo la virtud de anticipar de qué modo influiría en la economía, en los procesos productivos y hasta en la vida social, ese “terremoto” tecnológico e informático, que llegaba para quedarse definitivamente. 

Estos son algunos de sus pensamientos y conceptos brillantes que supo dejarnos como legado. Realmente vale la pena repasarlos: 

-“Por primera vez el hombre ha adquirido conciencia planetaria. Se desdibujan los límites de las regiones y las culturas y el hombre de Alaska se entera de lo que le pasa al hombre en Sudáfrica”. 

-“También por primera vez en la historia, existe la posibilidad cierta de que el hombre se libere del trabajo corporal”. 

-“Cuando se piensa que en el año 1985 la humanidad gastó 840.000 millones de dólares en armamentos y que en el año 1986 llegamos al trillón, es posible creer que la destrucción total es una posibilidad cada vez más próxima. Pero también es cierto que el movimiento verde, los movimientos por la paz y, muy especialmente, los movimientos por la reivindicación de la mujer, son reacciones que cuestionan las bases mismas de una sociedad que se está volviendo inviable”. 

-“Comprobamos una paradoja: por un lado, la alta politización del hombre común –en el sentido de una toma de conciencia de la importancia de su participación- y, al mismo tiempo, el bajo atractivo que ejerce la militancia en el sentido tradicional. Los jóvenes con inquietudes no tienen mayor interés en buscar su articulación en un partido político y no lo hacen, según lo expresan, porque los partidos políticos no representan al mundo tal cual ellos lo perciben”. 

-“Más allá del sector tecnológico que elijamos, deberíamos preguntarnos: ¿Para qué país? ¿Para qué modelo de sociedad? ¿Qué quiere decir que `debemos darnos una estrategia de informática`? A mi criterio, significa decirnos que queremos tener algún grado de control propio sobre las nuevas tecnologías. Pero Estados Unidos, por caso, no puede competir con Japón en el área de chips, y estamos hablando de la primera potencia del mundo. No hay ningún país que pueda hacer todos los desarrollos. Y ésa es la razón por la que se deben elegir ciertos segmentos productivos e importarse otros”. 

-“Debemos contestarnos qué queremos hacer con las nuevas tecnologías, y no qué vamos a hacer con ellas. Tenemos la oportunidad de hacer una sociedad más igualitaria”. 

-“Están creando –y lo saben- una gran masa de marginales. Sin embargo, hay algunas soluciones que podrían ser instrumentadas con facilidad y que no se aplican, como ocurre con la implementación de jornadas reducidas de trabajo. Creo que en el mundo altamente desarrollado, es posible la producción de idéntica cantidad de bienes con tres o cuatro horas de trabajo”. 

-“Ahora el desempleo es estructural y, en consecuencia, un desempleado es alguien que nunca volverá a ser empleado o alguien que nunca tuvo la posibilidad de ingresar al sistema productivo. Éste es un desempleo tecnológico”. 

-“Todavía no ha sido posible efectuar un estudio concienzudo sobre el impacto de las nuevas tecnologías sobre el mercado del trabajo y la división social del trabajo, aspectos que afectan directamente a la organización de las sociedades tal como son concebidas actualmente”. 

-“Podemos decir que nuestras sociedades comienzan a advertir la progresiva disminución del trabajo rutinario o no creativo, y la consiguiente desaparición –lo que ocurrirá en el término de una o dos generaciones- del proletariado industrial tradicional. Por primera vez, la sociedad tecnológica cuestiona las bases mismas no sólo del sistema, sino de sus alternativas. La crisis es total y de una profundidad que, correctamente, podemos calificar de inédita”. 

-“En el proyecto en que estamos trabajando nos proponemos una sociedad ecuánime en la distribución de bienes y servicios, una sociedad participativa y autónoma, en el sentido de tener capacidad para tomar decisiones propias y una sociedad compatible con el medio ambiente”.

Libia S.A.

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Los últimos 40 años Libia ha sido en realidad una sociedad anónima en vez de un estado.

En esa sociedad anónima los distintos accionistas se repartían los dividendos como socios bien avenidos.

¿Quiénes eran los accionistas?

Pues estaba Gadafi y su familia, también su tribu y las demás tribus que pueblan el territorio de Libia, unas tenían más acciones que otras, pero a todas les llegaba parte de la renta generada por el petróleo.

También estaban los países que recibían el petróleo libio, aunque ocultaban sus acciones como una propiedad vergonzante.

Que decir de las compañías petroleras y de las fábricas de armas que nutrian el arsenal libio.

O las empresas que construían las refinerías y las infraestructuras libias.

En realidad todos tenían sus acciones, incluso ese numero indefinida de emigrantes, se dan cifras de hasta 3.000.000 de trabajadores extranjeros.

El negocio era estupendo, había habido intentos de OPAS hostiles, pero tras unos años de tensión Gadafi había incorporado al accionariado a los hostiles, será por dinero, pensaba el coronel, a él le sobraba, en realidad con un superávit de 27.000.000.000 de dólares ni siquiera necesitaba de los «mercados» para financiar su régimen.

Se comenta que tiene miles de millones de dólares en efectivo en Trípoli.

¿Qué está sucediendo ahora en Libia?

Pues lo mismo que en tantas sociedades anónimas, los socios mayoritarios están riñendo por ver quien controla la sociedad y los socios minoritarios intentan aprovechar la ocasión para ganar lo que puedan, como siempre.

Mi opinión es que los EEUU, el Reino Unido, Francia, Italia, Rusia y China se pondrán de acuerdo en la parte de Libia S.A. con que se quedan cada uno.

Incluso es posible que a España le den algo, al fin y a la postre somos parte de la OTAN, y pondremos en juego nuestro dinero y nuestra sangre como en Afganistán.

Las tribus alzadas, con el estimulo de los servicios secretos correspondientes, eso no lo he dudado ni un segundo, recibirán un poco más que ahora y se convertirán en los guardianes de los campos petrolíferos, algo así como en Irak.

Gadafi, su familia y su tribu perderán sus acciones.

Gadafi morirá en la lucha o como Sadam Husein será colgado, sin él, sus hijos no son nadie.

Su tribu resistirá un tiempo y luego se venderá o será aniquilada.

Eso es el guión que ya está escrito hace tiempo, no creo que este guión se esté improvisado estos días, nunca es así.

La CASTA PARASITARIA no es un grupo unido, más bien es un conjunto de bandas piratas que roban cuanto pueden y que a veces pelean entre ellas por el botín.

Los muertos los pone el pueblo libio, pero ese pueblo como en todos los demás, no cuenta en este juego.

Como no cuentan cuando se especula con los alimentos sabiendo que eso significará la muerte por hambre de millones de pobres.

Y que decir de los ingentes beneficios que se están haciendo con la especulación del petróleo durante esta operación, eso tampoco ha sido improvisado.

Amigo piensa en ello cuando llenes el depósito de tu coche mañana.

Para el pueblo libio que pone los muertos esta operación es un drama donde se derrama ríos de sangre y de lagrimas, pero los miembros de la CASTA PARASITARIA que terminen quedándose con las acciones de Libia S.A. festejaran su éxito derramando torrentes de champán, eso si del más caro y francés por supuesto.

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